Llegamos aquí por casualidad, todo lo demás estaba lleno y teníamos algo de prisa, así que entramos a ciegas; típica taberna madrileña, amable atención y comida bastante rica, sobre todo las patatas de la abuela, también comimos calamares y morcilla, todo rico (incluso el aperitivo) los precios bien.
El pulpo está muy bueno, aunque sí que es cierto que la ración sale cara para la cantidad (17€ un plato normal con 3 medias patatas)
Amable servicio y el pulpo buenisimo
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