Es un restaurante pequeño pero muy agradable y con muy buen servicio. La comida llegó muy rápido y tiene un menú del día asequible 15,90 € y muy sabroso y abundante. Hacía años que no comía allí y sigue manteniendo el nivel. Me recuerda al japonés del puerto de ocio que era más grande pero los platos son prácticamente los mismos. Todo fenomenal y tuvieron en cuenta que mi hija era alérgica al pescado. Lo malo, vieron a mi hijo con muletas y lo hicieron subir al piso de arriba estando vacío el de abajo. Imagino que para no molestar con niños.
Una experiencia asiática excepcional. Este restaurante eleva la cocina tradicional a un nivel increíble. Desde las gyozas hasta los baos de cangrejo y langostino, pasando por los sabrosos Sibuya Rolls y los irresistibles Flamed Rolls, cada plato es una obra maestra de sabor. Para rematar. Además, la selección de cervezas típicas complementa perfectamente la comida. A pesar de la visita entre semana, el servicio y el ambiente fueron impecables. Sin lugar a dudas, volveremos.
Fuimos con reserva la noche de San Valentín, y no supieron sacar el trabajo con fluidez, mucho tiempo esperando a ser atendido y a que nos sirviesen lo pedido, estuvimos más de 2h, y el último plato era Sashimi y venía casi congelado. El resto todo perfecto, pero da rabia ir con reserva y tardar tanto en cenar. Aún así repetiremos, pero otro día no tan señalado. Recomendado
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