No es sólo que sea la única opción para comer cerca del alojamiento del Molino, sino que además es excelente. Aunque la capacidad es limitada, es más que suficiente para las personas que se alojan allí. El menú consta de 3 entrantes y 1 principal, además de postre, y las cantidades son generosas, además de estar todo riquísimo. Recomiendo especialmente las bravas, el arroz y la titaina. También hay un pequeño bar para tomar algo entre comidas o después de cenar y muchos sofás y mesas desperdigados entre los árboles, un ambiente ideal para relajarse y disfrutar de buena comida. El precio por plato ronda los 8-15€, dependiendo de si es entrante o principal.
EXPERIENCIA de 10, La comida ha sido inmejorable hemos pedido una tabla de quesos, las bravas y de principales el entrecot y un solomillo. Todo es de maxima calidad.
El servicio desde que hemos llegado ha sido atentísimo y más que servicial, especialmente por SHEILA, tanto que ya le hemos dicho que volveremos muy pronto.
Y el ambiente es muy especial ya que el entorno está rodeado de montañas y rio, tienen un chill out junto al río que es una delicia.
Lo hemos encontrado sin querer y se ha convertido en un fijo para nosotros
El sitio es precioso y la camarera es muy agradable. La comida esta buena y los platos son elaborados, pero parece que faltan cosas por pulir.
El pollo karaage no tiene el rebozado ni el especiado que se supone que tiene que tener un pollo karaage (era pollo rebozado sin mas). El pulpo estilo takoyaki es una muy buena idea y viene en gran cantidad (el precio esta justificado), pero el pulpo estaba bastante duro y chicloso (quiza fue ese dia solamente). El tataki de atun y el postre fueron espectaculares.
Volveremos para darle una segunda oportunidad :)
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