Habitaciones un poco anticuadas pero cuidadas. Hacía calor excesivo en las habitaciones. Estuvimos para las jornadas gastronómicas de la langosta y el bogavante. Un buen servicio de cena. Lo único malo es que había mucha gente por un evento(fiesta)de los años 70-80 y hubo bastante ruido hasta altas horas de la madrugada. Ubicación privilegiada

Un restaurante situado en un paraje privilegiado de Isla con unas vistas excepcionales del mar y de la ría del cabo Queja. El hotel se ve un poco anticuado por fuera y quizás necesite una reforma. Aunque yo solo puedo hablar del restaurante ya que no nos alojamos en el hotel. Tienen varias zonas de restauración, la terraza, un gastrobar donde comer en un ambiente algo más informal y un salón comedor bien vestido, decorado con buen gusto y con unos grandes ventanales desde los que se tienen unas preciosas vistas del entorno. La comida es excelente, una cocina tradicional fusionada con toques vanguardistas. Los platos son abundantes, bien presentados y elaborados con materias primas de calidad y cercanía. Nosotros comimos en el salón a la carta y solo puedo decir que tuvimos una comida fantástica. El pescado es fresco y lo preparan muy bien. Recomiendo la merluza y las albóndigas de rape, buenísimas. Los postres son caseros. La carta de vinos no es excesivamente grande, aunque tienen algunos buenos caldos entre tintos y blancos. El servicio fue inmejorable con una atención exquisita. Los camareros fueron muy profesionales y en todo momento atentos, amables y rápidos en el servicio. Tiene un amplio parking privado exclusivo para clientes del hotel y el restaurante. Un restaurante muy recomendable con una excelente relación calidad-precio.