Oscar Rodríguez Crespillo
+5
Un lugar muy especial, comidas de una calidad excelente, elaboradas con mucho arte, donde se aprecia que cada detalle ha sido cuidado con mucha atención. El trato del propietario es genial muy atento y agradable.
Fuimos por recomendación de un amigo, y fue todo un acierto. Es una antigua estación de tren convertida en Restaurante. Desde el minuto 0 nos atendieron de maravilla.
Nos pusieron un aperitivo, cortesía de la casa.
Pedimos un vino de la zona para degustar los platos.
Pedimos un ajo blanco malagueño y un higo con piñones, granada, exquisito como entrantes.
Cómo plato principal una parrillada para dos personas que contenía pueda, secreto, churrasco y pluma acompañado de patatas , pimientos del padrón fritos y mojo picón
Y de postre una crema catalana y una crema de limón espectaculares.
El dueño Fran, un señor encantador y divertido.
Buen asador. En nuestro caso tuvimos que esperar bastante para comer, no llevábamos reserva un sábado a las 3 del medio día. Aún así la señora fue muy amable y nos dijo que si nos esperábamos comíamos. Nos sentamos a comer rondando las 4 de la tarde. La comida estaba buenísima. El personal atento y amable. Volveré algún día si estoy de paso, eso si, con reserva.
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