Si lo que quieres es pasar un rato agradable con amigos y disfrutar de una buena pizza, este es el lugar.
Llegamos y en seguida nos sentaron, las mesas son compartidas, el ambiente es relajado y familiar.
Mi parte favorita no solo fue comer sino ver el arte con el que hacen cada alimento.
Si vuelvo a Barcelona, vuelvo a estas pizzas 🤌🏼💕
Este restaurante de pitas es un verdadero deleite para los amantes de la comida mediterránea. La comida es simplemente deliciosa, con sabores auténticos que te transportan a lugares lejanos. Sin embargo, hay que mencionar que los precios, especialmente en las bebidas, pueden ser un poco altos en comparación con otros lugares similares. A pesar de eso, el ambiente es muy acogedor y bonito, con una decoración que te hace sentir súper cómodo e íntimo. En general, es una experiencia culinaria que vale la pena, aunque puede ser un poco costosa.
La calidad de las pizzas es increíble. Los asientos son taburetes donde puedes guardar las cosas. No son muy aptos para la gente que somos de grandes dimensiones. El servicio muy bien y el ambiente también. Recomiendo llamar para reservar mesa.
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