Noelia Ramirez Rodriguez
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Muy recomendable. Calidad/precio inmejorables. En el menú de finde 23€ mucha variedad de platos y elaborados. Yo pedí arroz de bogavante (plato grande), rabo de toro (muy tierno) y humus (elaborado por la cocinera) , de postre Tiramisú casero. Es decir, todo casero. Lo único a saber es q tenéis q reservar mesa, si no vas a suertes... Personal muy amable.
Menú fin de semana fantástico te quedabas con todos los platos de la carta, no sabías cuál elegir.
Toda la elaboración casera y a 23€ con botella de vino incluida y productos de gran calidad.
De lo más recomendable si estas en Burgos y quieres salir de la zona turística, cabe reseñar que está muy cerca de la zona turística así que no te desvias, al lado de la iglesia de san cosme.
Mi elección muy acertada, una lasaña de boletus, unas costillas de cordero y el postre tambien espectacular un hojaldre de manzana y cabello de angel.
Dato importante reservar para pillar mesa.
Todo el personal muy atento y simpático
Restaurante familiar chiquito. ¡IMPRESCINDIBLE RESERVAR!
Nada mas llegar nos atendió la dueña del restaurante, muy agradable y servicial. Son de esos sitios en los que nada más entrar ya sientes que te podrá gustar más o menos, pero que el trato que vas a recibir va a ser perfecto.
Para comer, tienen un menú que va cambiando según la época del año que sea, hay platos que se mantienen y otros que van variando según la temporada de los productos algo que nos pareció una buena iniciativa.
El menú es sencillo y los platos son de comida tradicional pero con un toque modernista lo cual resulta curioso. La verdad que muchas veces en la sencillez, está la clave. No es necesario buscar siempre la complejidad o sabores diferentes o complejos, ya que todo lo que comimos tenía sabores sencillos, se podría decir que de casa y la verdad que eso, sumado a que todo estaba exquisito, te proporciona una experiencia muy agradable.
Como único pero, y esto no es más que una opinión personal, la terrina de rabo de todo no llega a acertar al 100%, ya que recuerda más a un guiso de carne que realmente a un rabo de toro al estilo tradicional; aún así, el sabor era intenso y te animaba a seguir comiendo.
Destacar también que con el menú, entra una bebida por persona. En nuestro caso, fuimos dos, y pedimos una botella de agua y al principio pensamos que si pedíamos vino, sería una copa, y no, nos trajeron una botella de agua y una botella de vino.
Merece la pena este restaurante. El precio, más que correcto para lo que te ofrecen y el trato es fenomenal. Recomendable totalmente.
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