Fuimos a pasar un fin de semana. El personal muy amable, el edificio tiene una historia muy curiosa, la habitación una pasada siempre y cuando te guste y aprecies ese estilo tan particular que presenta todo el conjunto.
La única pega es que entramos en la cafeteria de abajo, que en ese momento estaba abierta, para tomar una copa en el patio cubierto, y nos dijo el camarero, muy amable y casi entrecortado, que no podía servirnos porque se iba a cerrar para un evento privado por la noche.
Lo recomendaría sin dudarlo, pero si queréis disfrutar de la parte del jardín, mirad primero si hay evento privado.
Comida casera, y productos de la zona. Siempre esta lleno, recomiendo reservar. El lugar es muy acogedor, decorado a un estilo antiguo y cercano. Recomiendo pedir una tabla de embutidos de la zona, y el botillo y pata de cordero. Son rápidos y muy atentos. Muy recomendable para repetir y para celebraciones.
M. Carmen Castaño Rodríguez
+5
Comimos de lujo, menú con caldo berciano y embutido de la zona, después; empanada de batallón y pimientos asados. De segundo; botillo o costillas adobadas asadas, bebida, postre y café . El sitio es muy chulo.
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