Ambiente muy agradable en su patio interior. Buen servicio y cocina.
Una cosa a destacar y valorar, y que no he tenido oportunidad de experimentar en otros restaurantes, es que te digan los precios de los platos fuera de carta cuando te lo ofrecen.
El codillo a baja temperatura, excepcional; y te lo "desmenuzan" en mesa.un 10.
Hemos ido un martes de noviembre reservando con media hora de antelación, sin problema. El sitio es increíble, se trata de una antigua posada de 1890 totalmente reformada con pequeños salones que eran antiguas habitaciones, todo muy bonito y encantador. La comida es de 10. Fuimos 2 personas y pedimos para compartir un foie tremendo de rico, unas croquetas (de puchero) perfectas, y un chuletón de 750 gramos al punto muy bien presentado y buenísimo. De postre probamos la tarta de queso porque ya no nos entraba nada más y también buenísima. En fin, que repetiremos muchas más veces.
Sitio acogedor y familiar , variedad de platos y buena elaboración hasta en lo más simple. Ahora en verano tienen una amplia terraza habilitada y por las noches se cena allí de lo más tranquilo.
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