Huyendo de las multitudes veraniegas decidimos ir a comer a Grao, y fue todo un acierto decidirnos por este bar pequeño, acogedor, con una camarera, Ari, que te hace sentir como en casa y con una cocina casera que no hay que perderse (la cocinera, excelente.) Dejándonos aconsejar por Ariana pedimos unas gambas al ajillo con patatas panadera para compartir, que estaban de escándalo, de segundos, lengua de xatina roxa, que se deshacía en la boca, y un cachopín de lomo, relleno de jamón y queso con salsa de ibéricos que estaba riquísimo. Las patatas que acompañaban ambos platos, deliciosas, y el pan muy bueno, cosa que, las "paneras" como yo, agradecemos un montón. De remate una exquisita tarta de nutella y un par de cafetinos para bajar la fartura. En resumen, local pequeño con terraza exterior, que hay que visitar si quieres comer rico, bien atendido y a gusto. La carta es corta, pero suficiente para encontrar algo que te guste. Nuestra próxima visita ya está garantizada.
Venimos desde Navia por recomendación de un amigo y la única sorpresa es que fue incluso mejor de lo que nos esperábamos. Comida 100% casera, con un sabor espectacular. Raciones enormes y con muy buena presentación.
Montse, la propietaria, un encanto, que nos recomendó qué pedir y cuáles eran las “especialidades”. En definitiva, volveremos sin duda alguna 👌
Este es sin duda el mejor restaurante de Grao, la comida está buenísima! Las gambas con patatas siempre las pido, para mí es lo más rico, pero el resto, el adobo, o el cachopo, o la tortilla...el arroz con leche!! pidas lo que pidas te va a encantar, ya he ido varias veces y cada día me sorprende más. Buen servicio, amable, pero llamar siempre para reservar porque tiene pocas mesas dentro y siempre está a tope, como es normal. Si quieres comer bien, pasa por aquí .
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