Uvas vistas privilegiadas, un servicio estupendo, una comida maravillosa, algo complicado de ir, muchas cuestas y poco espacio pero un gran sitio para eventos o celebraciones.
Maria Teresa Pinedo Velazquez
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Una experiencia gastronómica con vistas a la Alhambra. Los sabores son especiales en ese lugar.
Hace más de 50 años abrió las puertas, por primera vez, El Camborio. Un lugar emblemático de Granada, que ha alegrado las noches de varias generaciones. Situado en el barrio del Sacromonte, una de las zonas con más encanto de la ciudad, ofrece una experiencia única, tanto por el entorno, por las vistas, como por sus instalaciones.
El Camborio ha sido sala de fiestas flamenca, discoteca, y ahora ofrece una terraza insuperable para disfrutar de tardes y atardeceres eternos con vistas a la Alhambra, así como un espacio para eventos únicos e inolvidables.
En este medio siglo han pasado por sus cuevas y pistas todo tipo de celebridades, y han sonado todos los estilos de canciones. Un lugar que permanece en el recuerdo de todos los granadinos, de una u otra manera. Y también de muchos estudiantes y visitantes extranjeros, que buscaban el embrujo de Granada y lo encontraron en El Camborio.
«El Camborio es una típica sala de fiestas flamenca, enclavada nada más y nada menos que en el popular barrio gitano del Sacromonte. En este maravilloso escenario natural, con los monumentos alhambreños de fondo, cada noche, entre el fresco rumor Del Río Darro y la contagiosa alegría de los gitanos sacromontanos, suenan al aire las embrujadas notas de una guitarra, el taconeo incesante del bailaor y la voz profunda del cante». Con estas palabras anunció el periódico Ideal la inauguración de El Camborio en mayo de 1970.
En todos estos años, El Camborio se ha reintentado en varias ocasiones: de barbacoa con carnes a la brasa a discoteca para estudiantes de Erasmus, pasando por tablao flamenco, terraza de verano, cueva con cómodos sillones acolchados o sala de fiestas. Actualmente ofrece una de las terrazas más especiales de la ciudad para disfrutar un café o unos cócteles. Y es un privilegiado espacio para eventos. Porque lo que no cambia es su entorno: el murmullo del río, las vistas increíbles a la Alhambra, y el Sacromonte impregnándolo todo con su duende, sus pitas y chumberas.
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