Una experiencia excelente en todos los sentidos. El trato recibido fue de primera y la calidad de las comidas simplemente excepcional. El lugar es encantador y acogedor, aunque un poco pequeño, por lo que recomiendo reservar mesa con antelación. Con una tradición hostelera que abarca tres generaciones, su destreza en el arte culinario es evidente. Los platos son generosos y perfectos para compartir. Sin lugar a dudas, una joya culinaria que no puedo dejar de recomendar.
Valoro el restaurante que es lo que conozco: Trato súper familiar, comida casera impresionante. Para repetir seguro. No lo voy a recomendar mucho ya que como hay poquitas mesas , si se llena , me quedo sin sitio y eso no me gusta. Esther encantadora y Tato nuevamente de 10. Felicidades!!!!!
Paramos para comer, íbamos con nuestras dos perras. Tienen una pequeña terracita con un par de mesas, además del salón interior.
La comida, espectacular! Pedimos unas alcachofas baby con jamón, champiñones y langostinos de primero, unas costillas de ternasco de segundo y un sorbete casero de frambuesa de postre.
Comida casera y lugareña deliciosa. El trato estupendo por el dueño.
100% recomendable
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