Ubicada en pleno centro de La Línea, en la plaza de la Inmaculada, esta cafetería cuenta con una amplísima terraza y un salón interior. Desayunamos allí, pidiendo dos rebanadas de pan de pueblo con patés variados (jamón ibérico, sobrasada y zurrapa). Con un café y un batido, una cuenta de 4,40 € para dos personas. Las tostadas estaban muy buenas, a pesar de que los patés eran industriales, y fuimos muy bien atendidos, y eso que solo había un camarero, que se las veía y las deseaba para poder atender a los clientes. Quiero pensar que se trató de algo puntual porque si eso es lo habitual, cuando haya más clientela la situación debe ser un auténtico caos.
Un local bien situado, en la Plaza de la Iglesia. Zona amplia y abierta donde disfrutar del aire libre mientras se desayuna. Es un lugar bastante concurrido, pero no afecta negativamente a la experiencia.
Parece que no hay suficiente personal trabajando, tardan en atender y aparenta algo descuidado. La vajilla no está del todo limpia, se ven algunas manchas en platos y tazas.
El café está bastante bien, y el pan es de calidad, aunque estaba más tostado de la cuenta. Desayunando temprano un sábado ya se quedaron sin paté. La comida tiene buena calidad en general.
El precio fantástico, hemos desayunado 4 personas y nos ha costado 8 € (2 € por persona).
Buen lugar para desayunar, buenas tostadas y muy bueno el croissant
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