Aunque hemos tenido q consumir primero segundo y postre con el mismo tenedor roñoso y el parecido entre las manos del cocinero y las de un chatarrero limpiabotines era cuánto menos chocante, la falta de higiene fue compensada con un complejo espectáculo de música a todo volumen, gritos, lágrimas y maquinaria con ruedines que no dejó de sorprendernos.
Respecto a la carta sencillamente espectacular: merluza de jamon, queso y ternera, arroz con leche y alioli, melon y sandía bañados en roña de la encimera, tarta de queso en descomposición… Eso sí, barra libre de bebidas. Como única pega diría q no disfrutamos del 2x1 que prometían.
En cuanto al trato, fuimos atendidos por un camarero de pocas palabras incapaz de distinguir las palabras escalope y solomillo o ensaladilla rusa y arroz caldoso. Mientras degustabamos lo q en la carta aparecía como pulpo con patatas y en el plato no podía ser más distinto, vimos como un dominicano robaba dos sillas desde un triciclo eléctrico al ritmo de canciones de charanga emitidas por un deportivo con alerón. El resto de la velada estuvo acompañada por los gritos y llantos de una mujer q sorprendentemente trabajaba para el local. Es cierto q nos intentaron cobrar algún menú de mas, pero entendible ante tremenda exhibición de personajes.
En resumen, parada imprescindible si visitas llanes.
Impresionante el trato de la camarera rubia atenta y familiar la comida abundante y rica precio que todo el mundo se lo puede permitir y se va con una buena sensación de este lugar
Muy buen ambiente, t hacen sentir como en casa. Calidad precio inmejorable.
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