Esta taberna se encuentra a menos de 500 metros del Jardín Botánico de Madrid (otra visita imprescindible) y es una excelente opción para pasar un rato agradable con amigos. Varias opciones de tapas y bebidas (cervezas y vinos). El servicio es adecuado en la mayoría de las veces y, en ocasiones, muy divertido. Pero ojo, el espacio es limitado: nada que impida beber en los "estantes" colocados en el exterior, pero puede resultar difícil encontrar mesas disponibles en las horas punta. Precios bastante razonables. Recomiendo la experiencia.
Accesibilidad: es una taberna clásica (y antigua madrileña). Es decir, no hay acceso para usuarios de sillas de ruedas y baños con poco espacio para uso de personas con movilidad reducida.
Local con una gran barra. Típico bar del vermut, que está muy bueno. Si va a pedir raciones le pueden ubicar una mesa al final, hay pocas, pero la espera no es larga. La atención espectacular, la comida muy muy buena. Repetiremos sin duda....
Estupendo bar de toda la vida para tapear y tomar unos canapés variados, además de encurtidos. Buen precio y servicio, además de gran ambiente.
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