Estuve de paso en Madrid y tenía dos horas libres antes de coger un autobús para ir a mi destino. Entonces, decidí ir a ver este museo, ya que tenía muchas ganas de ir.
A pesar de tener poco tiempo para verlo, me ha encantado, lo tienen muy bien cuidado.
Si acudes con equipaje, hay una zona de taquillas para dejarlo.
Me gustaría volver y verlo con más calma.
El museo es precioso (aunque puede resultar algo confuso orientarse) y las exposiciones son estupendas. Todas las obras tienen mucha calidad y están bien ordenadas por lo que toda la visita es increíble y no te encuentras con salas que parezcan estar puestas "de relleno".
Es agradable visitar un museo que se enfoca al completo en la presencia del arte en la actualidad y el siglo pasado. No es un museo de pintura clásica pero tampoco es un museo abarrotado de obras postmodernas incomprensibles para el público general.
Si quieres ver alguna exposición temporal en particular asegúrate de reservar con antelación puesto que algunas pueden tener limitado el aforo y no podrás acceder si compras la entrada en el mismo día.
Muy buen lugar para ver gran variedad y diversidad de cuadros, así como exposiciones temporales. El museo es apto para personas con movilidad reducida y tiene baños en todos los pisos. Puedes hacer fotos en todas las salas menos en la 5, donde está el Guernica, aún así merece la pena, pues siempre encontrarás ese cuadro con el que querrás hacerte una foto para el recuerdo. Recomiendo utilizar los ascensores de cristal y empezar de arriba para abajo, la sensación al subir en ellos puede darte algo de vértigo y emoción. Tiene 4 plantas y varias salas por planta, así que para una tarde, o una mañana tienes este gran plan. Se puede ir con niños. Lo recomiendo
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