Nos encantado la visita a este restaurante, de la misma familia que el quinqué al que le hemos realizado varías visitas.
- el local es muy bonito, y tiene una pequeña terraza. La atención es muy atenta, intentan que la experiencia sea especial.
- todo lo que pedimos de comida estuvo increíble, destacando las croquetas y el pescado (sapito), una de sus especialidades.
- relación calidad precio es buena. No es barato, pero la calidad es muy alta y los precios de los vinos no están tan disparatados como en otros restaurantes similares.
- volveremos porque queremos probar más cosas de la carta.
Acogedor y clásico restaurante que destaca por su servicio y por la comida. La ensaladilla rusa es imprescindible, de sabor suave y con langostinos lo tiene todo para no querer que se termine. Las croquetas están muy melosas y tienen mucho sabor. Los canelones no podrás parar de comerlos, que bechamel…. Y la perdiz no te dejará indiferente, menudo escabeche.
Sitio de diez.
Tiene una local precioso y una terraza cubierta muy chula.
Los camareros son super profesionales, te emplatan muchos de los platos en tu propia mesa.
Fuimos a probar su famoso solomillo Wellington y no nos defraudo.
Ademas pedimos su ensaladilla y unas alcachofas con foie y manzana espectaculares.
De postre es obligado el arroz con leche.
Un sitio perfecto y muy elegante para una buena celebración.
Los precios son algo altos pero están en razón a la calidad que ofrecen, sin ser un disparate.
Sin duda que volveremos, enhorabuena!
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