¡Increíble! Los tenía en la mira desde que abrieron y no decepcionó. Las tortitas, de las mejores que he probado. Recomendado el burrito si vas buscando algo salado. Se nota que todo lo hacen con el maximo cariño. Buen ambiente y servicio, a pesar de lo lleno que estaba (fuimos un domingo a la hora de brunch). Volveré sin duda entre semana para probar su menú del día.
Brutal. La comida increíblemente buena. La decoración del sitio es minimalista y muy cool. Tiene muy buen ambiente y una carta bastante amplia y divertida. Se puede ir a cualquier hora del día y se disfrutará igual. De verdad que de los mejores desayunos en madrid. El café muy rico y los baristas muy majos. Volveré definitivamente
Al llegar nos pareció que, debido a la cantidad de mesas que sirven, la comida y el servicio no Ivana tener atención y el mimo del que nos gusta disfrutar. Nada mas lejos de la realidad. El camarero nos atendió con una sonrisa y preocupándose por añadir recomendación personales a lo que le pedíamos. Al entrar vimos unos hojaldres con muy buena pinta y, cuando estábamos dispuestas a pedir el pain au chocolat, nos habló del pan suizo, un bollito parecido, con el hojaldre más fino y relleno de chocolate y algo de crema. Dudamos porque no nos gusta la crema, nos dijo, a mi tampoco, pero de verdad que no se nota, está increíble. Nos encanta que los camareros se mojen y que escapen del “todo está rico, depende de lo que te guste” que tan poco ayuda y tanto aburre, así que nos fiamos. Que gran acierto, coincidimos en que es el hojaldre más fino que hemos probado nunca. Las pancakes con mantequilla y sirope de arce, una autentica burrada, sabrosas, esponjosas, perfectas. Por fin encontramos un lugar donde nos sirven las tortitas con la sencillez que nos gusta, dejando a cada ingrediente desenvolver su Justo protagonismo. Lo mismo para los scrambled eggs, jugosos y sabrosísimos. El café, rico, quizás un tueste un poco ligero de más para nuestro gusto, pero rico. El zumo de naranja, clásico, sencillo y rico también, acidez perfecta. Nos quedamos con ganas de preguntar por los vinos naturales, a ver qué nos contaban sobre su bodega, sin duda volveremos para probarlo.
Es cierto que la proliferación de este tipo de lugares, con café de especialidad, bollería de lujo, y vinos naturales, donde escuchas mas inglés que español, transmiten la realidad social incómoda de una ciudad que se gentrifica, ofreciendo servicios más para los que vienen a quedarse en un airbnb, y disfrutar de la ciudad con un sueldo foráneo. Pero no podemos evitar decir que nosotras disfrutamos mucho de justamente eso, los vinos naturales, el café de especialidad y la comida bien hecha y con cariño. Además, en este lugar pagamos 33€ por 2 cafés, un zumo, dos platazos y el hojaldre más rico hasta la fecha, nos pareció un precio perfectamente justo
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