Lo primero destacar la amabilidad del personal, sobre todo JuanMa, que nos ha servido y asesorado como el mejor profesional de restauración.
El sitio, un encanto. Fresquito y con historia.
El restaurante, pertenece al hotel, que data el edificio del siglo XVIII. Precioso!!.
La comida, espectacular, tanto en presentación, como en sabor.
Me ha sorprendido mucho la calidad y el trato recibido.
Intentaremos repetir.
Fuimos por las reseñas y creo que acertamos. El comedor es muy agradable.
Te ponen un pequeño aperitivo antes de la comida.
Los platos de buena cantidad y muy casero
La atención muy bien, es verdad que solo estábamos dos mesas, era martes fuera de temporada
Ravioli de corvina, tacos de gambón, rabo de toro que la salsa no era reducida con vino sabrosa pero estaba bastante rica y dorada con verduritas, obviamente no era de mar pero por el precio hubiera sido imposible. Estaba muy rico cocinado, como en casa.
Un postre de higo super rico y el precio la verdad súper económico. Ya no sé acostumbran a ver esos precios.
Lo que menos me gustó es que el camarero y la chica de la barra estaban debatiendo algún tema y hablaban muy muy alto, un poco molesta. Me dio apuro decírselo
Es hotel, restaurante y también cafetería para el que va de paso. El ambiente es muy acogedor y muy agradable pararse a tomar un café. El café muy rico, de cápsula y a un precio razonable.
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