Local situado muy cerca de la catedral, con solera, de los de toda la vida. En ésta ocasión optamos por el menu del día, porque nos ofrecieron un montón de opciones de primeros y segundos, y también de postres, y todo por 11 €.
Comida de casa, sin pretensiones, pero bien cocinada, rica, como la que haría tu madre (si fuese gallega de toda la vida). El caldo gallego estaba bueno, bueno.
El camarero muy amable y simpático.
No se puede pedir más por ese precio y enfrente de la catedral. Se me olvidonla fotos de los postres, requeson casero y tarta de queso, pero había más.
para elegir.
Menu del día a buen precio. Terraza con vistas muy bonitas. Lo malo es que andan las palomas entre las mesas y el servicio es un poco lento.
Comida exquisita tortilla de patatas con cebolla caramelizada que te hace la boca agua un ambiente cómodo donde disfrutar de una buena cerveza en compañía de unos pinchos riquísimos acompañado de un buen trato de parte de los camareros ❤️
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