Le teníamos echado el ojo hacia tiempo.
La comida estaba muy rica, el lugar es precioso y la atención buena aunque nada del otro mundo.
Quizá nuestro fallo fue ir con cierta expectativa que luego no se cumplió...
Sin duda, lo que más nos sorprendió, fue la tarta de limón. El contraste de texturas y sabores en la boca es una auténtica fiesta!
Hemos recibido una atención realmente exquisita por parte de todo el personal, en especial del dueño.
Sus explicaciones respecto al producto y su historia han sido detalladas, agradecemos el tiempo y la amabilidad que nos han dedicado. El producto es selecto y de gran calidad.
Una experiencia realmente satisfactoria.
Valoración objetiva:
Instalaciones 5/5
Servicio y atención 5/5
Producto y elaboración 5/5
Compleja elección de qué platos elegir.
El local es encantador, muy cuidado y pensado con mucho mimo, desde que entras ya percibes que todo va a ir bien y seguidamente lo compruebas con la preparación de la mesa.
El servicio es exquisito y en todo momento percibes que quieren conseguir lo mismo que tu: una experiencia que te haga sentir bien de principio a fin. Están siempre pendientes del comensal sin que se sienta agobiado por un exceso de atención, que es ofrecida en su justa medida.
El producto es de primerísima calidad, son tratados con un esmero inusual y presentados muy adecuadamente incluso especificando cual es el servicio ideal.
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