Fuimos solo a por el postre y la atención de 10. Escogimos la tarta Sacher (bizcocho de chocolate con mermelada de albaricoque, acompañado de helado de chocolate y nueces) y la tarta de queso con frambuesas y mermelada de frutos rojos acompañada de helado. A cada uno nos gustó más una, así que no puedo hacer recomendación, pero las 2 estaban muy ricas.
El comedor en colores cálidos y música ambiental perfecta de volumen. La comida muy buena excepto la torrija rellena de crema, prefiero la tradicional, ésta sabía un poco a quemado del azúcar y parecía hecha con pan de molde, aún así la crema muy buena y el helado también. El bacalao y la marmita del pescador excelentes. El problema es que fuimos a las dos y salimos a las cuatro, entre primer y segundo plato podíamos habernos echado la siesta, más de media hora y no había excesiva gente. Un punto a mejorar. El trato muy amable y correcto. No es barato.
Tuvimos una reunión familiar y estuvimos en un comedor reservado con un acceso magnífico ya que una persona iba en silla de ruedas. Tuvimos un menú cerrado a elegir segundos y estupendo tanto en el servicio como en las viandas. De todo lo que probé me gustó todo y con postres atrevidos y muy buenos ..,.......
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