Cogimos unas pizzas para cenar. Las pizzas estaban muy ricas. Buena relación calidad precio. El personal muy atento. Tiempos de espera correctos. Recomendable!

A pesar de que sea una de las elaboraciones más internacionales, la pizza es un plato muy diferente dependiendo del lugar en el que la comas, pero la genuina italiana, fina y crujiente, es la protagonista de Peccato. Esta pizzería, ubicada en la calle San Nicolás de Pamplona, tiene una forma de trabajar diferente. En su caso, carecen de comedor y solo trabajan con pedidos a recoger en el local o con envío a domicilio, una opción muy cómoda que se ha visto incrementada con la pandemia. Lo primero que nos gustó de Peccato es su carta: original y variada. En ella destacan las opciones tradicionales como la prosciutto, de jamón cocido; la bbq, barbacoa; o la formaggi, de varios quesos, pero también las tienen con gusto local, como la Navarrica, de pimiento de Lodosa, chorizo de Viana, queso emmental y huevo; y la Zarautz/Hondarribi/Donosti, de emmental, atún, tomate natural y guindilla. En nuestro caso, nos decantamos por la Colosseo, con jamón, bacon, champis, queso emmental y orégano; y la Vitello, elaborada con bacon, carne, pimiento verde, huevo y emmental. Ambas, como ya hemos comentado, cuentan con una base crocante y casera. Del resto de un placer redondo en el que hay mucho que analizar, destacamos la calidad de los ingredientes y una estética propia de estar en la misma Italia. De la primera nos gustó mucho el contraste entre el bacon y el champiñón, mientras que de la segunda lo más rico fue una sabrosa y líquida yema de huevo que hacía mucho mejor una combinación de ingredientes que nunca falla. Además, en nuestro pedido también entraba una buena tarta de queso y un rico coulant de chocolate que complementaron nuestra noche de pecado.