W.o.w.
Paramos en este bar ya que buscábamos algo diferente, un gastrobar.
Nada mas llegar, había poquito sitio para aparcar, contando que es Pinedo y que hay 4 sitios contados; aparcamos en el parking de la playa.
Llegamos a la puerta y desde fuera no nos esperábamos nada de lo que realmente fue.
Al entrar, una pequeñita pero muy cuca recepción dónde nos tendió el camarero muy amablemente y nos tomó asiento.
La decoración, el ambiente y el lugar eran lo que estábamos buscando .
Cada plato que salía me parecía mas original que el anterior en cuanto a presentación; los camareros nos contaban de que estaba preparado el plato y como se había echo.
Fue una experiencia impresionante ya que nos encantó el trato, la comida y el ambiente en general.
No os voy a contar a que sabia cada plato porque son sensaciones únicas y hay que ir a probarlo. Solo tenéis que ver las fotos de cada plato y enamoraros.
Hablaré de las croquetas, ya que soy una croquetera y me encantan... me dejaron sin palabras!! 😍
Lo recomiendo al 100% y puede que nos dejemos caer por alli este fin de semana!
Experiencia inolvidable.
Espectacular es decir poco. Experiencia genial en todos los sentidos, un local precioso muy bien decorado que crea un ambiente estupendo, acompañado de una comida deliciosa y muy bien pensada y elaborada. Pedimos la barbalada de bacalao, los niguiris de pato y los brioche de rabo de toro. Cada plato que salía se superaba, especialmente los niguiris que se deshacían en la boca. Para finalizar, la torrija con dulce de leche, impresionante. Desde luego un sitio súper recomendable!
Es un sitio donde se come de escándalo no, lo siguiente. Es una gran pena que cierren el restaurante muy pronto. Comida hecha con toneladas de cariño y muy, muy rica. Incluso los arroces son brutales. El menú entre semana es imbatible. Se les echará de menos.
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