Pequeño restaurante con raciones originales y muy buenas. Las bravas estaban muy buenas. Buen servicio y recomendación por parte de su dueño. Los postres quizás un poco empalagosos para mi gusto, pero supongo que estarán bien para los más golosos. Buena relación calidad-precio. ¡¡Os lo recomiendo!!
Local muy coqueto y con mucho encanto en pleno subida ( o bajada 😅 ) del castillo. Han mantenido la decoración de una casa antigua. Tienen una carta bastante amplia, y curiosa, fuera de lo común de un bar de tapas. En nuestro caso probamos las bravas de ahí negro ( una maravilla que las patatas sean caseras, crujiente tes por fuera y tiernas por dentro ) la tabla de quesos de la zona ( al estar en fiestas no les quedaba de todos pero nos pusieron una pequeña degustación ) el bacalao! Sin duda alguna lo que más nos gusto! Estaba meloso, en su punto de cocción y de sal, todo una delicia! Y el secreto ibérico para rematar. Dejamos un hueco para los postres y fue un acierto por que también son caseros. A pesar de estar el local lleno, nos atendieron rápido y con mucha amabilidad. Cabe destacar que es un local pet friendly, cosa que escasea bastante. Muy recomendable! Volveremos
No solo la comida estaba buenísima (pedimos unas bravas con ajo negro espectaculares y unos caracoles que destacaban por su perfecta elaboración), sino que el trato fue exquisito. Recomendable 100%.
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