Magnífico bar-restaurante situado al principio de Van Dyck con calidad/precio bastante buena.
Personal atento y muy correcto.
Disponen de salón para degustar su exquisita carta y mesas cerca de la barra si se quiere tapear.
No disponen de menú, aunque un cartel en la puerta lo pone, pero debe ser antiguo.
Todo perfectamente preparado. No dejamos nada en los platos.
Un camarero joven y muy amable nos preguntó si las carnes estaban preparadas a nuestro gusto, pedimos una tabla de carnes, y la verdad es que estaban perfectas a la primera.
Nos dejaron una tarrina de sal gorda para esparcir a nuestro gusto, aunque viene ya bien preparada de la cocina.
La relación calidad/precio es muy buena. No necesitamos mirar más sitios para comer ese día. La carta se puede ver publicada en la puerta en la calle.
Totalmente recomendable.
Un gran descubrimiento en la Calle Van Dyck. Tapas hechas al momento, se nota que no solo son recalentadas al microondas. Fuimos a otros sitios para variar por la calle, pero nos quedamos con ganas de habernos quedado ahí para el resto de la noche. Tosta de pulpo a la gallega, tapa de langostinos a la vinagreta y la oreja escabechada... todo increíble. Ofrecen tapas del día variadas y al pedir de la carta, el camarero te recomienda que eches un vistazo a las tapas del día. Buena atención.
Llegamos 9 personas a las 10 de la noche, y estuvieron muy amables. Nos dejamos aconsejar y acertamos. Estaba todo buenísimo. Fue cena de raciones. El local agradable y limpio
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