Restaurante familiar y agradable, rodeado de naturaleza y con comida de calidad. Volveremos seguro
El restaurante parece muy grande (nosotras nos sentamos en la entrada) y con una estupenda zona de jardín y alguna mesa de madera fuera para tomarte algo mientras esperas. En las proximidades hay animales, que pare ir con niñ@s (y no tan niñ@s)siempre es curioso de ver.
La comida se nota que es producto de proximidad y de temporada, por lo que la calidad se nota. Muy recomendable probar el milhojas de lengua de vaca. El vino de la casa me pareció muy bueno, suave. En los postres, he de decir, que el mío que era piña con crema catalana, la piña era de bote, la típica de en almíbar, y sacado de la nevera, por lo que el "cremat" estaba frío también. Otra pega sería que no tienen leche SIN LACTOSA, o cualquier variante que no sea de vaca, por lo que me volví a quedar, una vez más, sin poder acabar con un rico cortado.
Comida exquisita y generosa, en un ambiente agradable y con una atención muy amable!!!
Está en el recinto de Allotjaments Colomer-Cullell, donde nos alojamos durante el puente. Fue todo un acierto porque está a 2 minutos andando del alojamiento y se come muuuy bien (nos gustó tanto que cenamos los dos días seguidos aquí!)
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