Muy buen trato, buen sitio para el pincho y el café. Tiene una pequeña terraza orientada al sur muy agradable con sol.
Hace cosa de 20 años que no voy. Por aquella época era, con diferencia, el lugar para tomar bocadillos de tortilla.
Loli y el marido encantadores.
Puede que incluso de acuerden de mí ;) Era 'el loco del tabasco'. Nada más verme entrar ya sabían lo que iba a pedir, y me preparaban el bote de tabasco. Varias veces el marido me desafió a echar más y más, a ver si no podía con tanto picante. Ante su asombro, yo bañaba el pan y la tortilla en salsa y me comía el bocadillo delante de él con una sonrisa :) Y luego repetía con otro.
Muy buenos tiempos aquellos. Si regreso por Santander, me paso por allí de fijo.
La mejor tortilla de bonito que he comido. Al lado del funicular, subes al funicular, disfrutas de las magníficas vistas de Santander desde lo alto, y cuando bajes, para en este bar, y pídele un pincho de tortilla o un bocata. Riquísimas. Y a un precio baratísimo.
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