No conocía este restaurante, lo encontré por internet y reservé. El propietario es vasco y muy dicharachero, muy cordial y amable, de primero pedimos medio pulpo a la gallega, y francamente exquisito muy rico, también pedimos un cachopo, que era para dos personas, maravilloso, después de la mala experiencia que tuvimos en otro restaurante donde nos lo pusieron crudo, y cuando le indicamos que estaba crudo, se lo llevaron y lo trajeron hecho un chicharrón de frito, yo pedí un bacalao al pil pil, muy rico hacia tiempo que no lo comía y me resultó fantástico, los postres tanto el tiramisú como la tarta de queso que pedimos, riquísimos, nos invitaron a pacharán. Tengo que volver porque vi pasar unos platos con una presencia que abrían el apetito.
Estábamos buscando un lugar para comer por la zona y encontramos este restaurante vasco que nos encantó (como buena santanderina agradecí mucho cocina del norte) La atención fue buenísima, nos atendió el hijo de la cocinera explicándonos que es un restaurante de cocina de la abuela, y así lo sentimos. Pedimos una ensalada mixta y un cachopo para dos y la verdad que las raciones son bien vascas (enormes jajajaja) quedamos más que satisfechos. La calidad de la comida espectacular, los precios son medios pero compensa muchísimo. Además nos ofrecieron un agua de cortesía que agradecimos mucho. Lo único a destacar es que si os gusta la carne hecha lo comentéis con antelación. Repetiremos seguro!
Buen rato pasamos con esta familia restauradora vasca, buena comida y en cantidad, huevos rotos, cachopo y pulpo espectaculares con buen vino, pero lo mejor el trato familiar que tienen con los clientes con grata sorpresa de villancico y zarzuela a capela incluidos. Volveremos. ENHORABUENA de un extremeño pacense.
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