Restaurante próximo a la estación de trenes de Santa Justa, con lo cual viene estupendo a los viajeros, incluso fuera del horario de almuerzo o cena, puesto que la cocina permanece abierta entre el horario de almuerzo y el de cena.
No esperéis encontraros deconstrucciones, gelificantes, espumas o emplatados complejos, …sino que encontrareis una cocina mediterránea con ingredientes de primera calidad donde el producto principal es el verdadero protagonista. Todo muy casero.
Ofrecen un servicio impecable, atento y cuidado. Siempre pendiente, pero sin resultar pesado.
Para empezar, probamos su surtido de tostas de jamón con salmorejo, salmón con queso y de anchoas.
Continuamos compartiendo unos de sus arroces, de los que son especialistas (en este caso el marinero).
Y mientras llegaba el sabroso entrecot de ternera gallega disfrutamos de unos corazones de alcachofas baby salteadas con unos langostinos y taquitos de jamón. Todo esto, regado con los vinos que nos recomendaron.
Para finalizar, un suculento surtido de postres, todos caseros, excepto las trufas, con unas copas de cava para finalizar la velada.
Si no queréis comer a la carta, también encontrareis un menú diario de lunes a viernes.
Añadir que disponen de un salón privado para 35 comensales que da a un agradable jardín privado.
Os dejo unas fotos de nuestro almuerzo, no sin antes agradecer a Javier y a sus compañeros su cordialidad.
Lo encontré en internet con idea de salir de la rutina gastronomíca. Algunas reseñas no las entiendo o tuvieron un mal día o salen poco. Lugar insonorizado por el que aunque esté lleno se está muy agradable, comida de buena calidad, buena cantidad y buen precio. En fin si este es su estilo, para aconsejar sin dudarlo.
Muy rica la comida, personal muy amable y atento. El local muy limpio, con muy buen ambiente. La pasamos genial.
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