Solo puedo valorar el restaurante, que nos sorprendió gratamente. Cocina elaborada, todo casero.
Las lasañas y los patés espectaculares.
Muy buena atención del personal.
Llamamos para reservar poco antes de las 22:30 de un Viernes y nos dicen que vayamos sin problema, tardamos unos 20 minutos en llegar. Punto a favor que hay un parking público enorme justo en la calle de atrás. Nos atiende una chica muy maja y nos sienta en un reservado, una decoración rústica Valenciana muy chula y que hacían la habitación muy acogedora. Pedimos unos refrigerios mientras vemos la carta, de entrantes pedimos unas tiras de yuca fritas con salsa de tomate, muy curioso al paladar, muy rico; pedimos también una tabla de patés, con 7 sabores distintos y acompañado de un pan de carbón, una explosión de sabor cada bocado, muy bien también. Yo de plato principal pido un risotto, de funghi porcini con arroz integral, setas shiitake, verduras variadas y aceite de trufa, una pasada en el paladar, muy recomendable. Y la lasaña de acelgas y ajos tiernos, que le pegó un tiento, también muy buena. Ya para cerrar el festival vegetariano, de postre, elegimos un pastel de kéfir, con leche de cabra, mermelada, vainilla y limón, estaba rico pero donde estaba montado no estaba tan bien como el recubrimiento para mi gusto. A la hora de pasar por caja, 72,75€, un precio razonable para una comida casera, con mucho gusto y en un sitio tan acogedor. No es para venir todos los días, pero la experiencia es más que satisfactoria.
Excelente comida y servicio. Sin duda repetiremos! Excelentes platos y postres sobretodo para intolerantes a la lactosa ya que en ningún restaurante he podido tomar algún postre sin lactosa ...y en este hay una gran variedad...el brownie de boniato y chocolate espectacular.
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