Sábado, 19 de agosto. Siempre que vamos a pasar un día de playa solemos comer en los chiringuitos de la zona. Esta vez le tocó al Ginés y María.
Llegamos a las 14:15 y nada más llegar nos dieron mesa para cuatro. Todo el personal muy amable, y se agradece la juventud del mismo en comparación con otros establecimientos cercanos. Nos atendieron muy rápido.
Pedimos lo típico de la costa de Málaga: pescadito frito y espetos de sardinas. También un filete de pollo empanado.
Los calamares y calamaritos estaban en su punto, como todo lo demás. El pulpo a la gallega me pareció simplemente espectacular. Y los espetos, deliciosos. Un poco pequeñas las sardinas, pero su sabor compensa.
El filete de pollo, sin más. Una especie de nugget grande con patatas fritas.
Y de postre, unos heladitos y tarta de queso casera. La tarta muy bien presentada, pero para mi gusto demasiado cuajada y con poco sabor. Tal vez porque soy más de la de la Viña.
Y el café. También un poco fuerte para mi gusto.
Y para terminar, el precio. Más o menos acorde con otros chiringuitos. Los platos no eran grandes, pero estaban bien llenos.
Lo que me pareció exagerado fue el precio de la bebida y el pan. 3,00€ por 1/3 de Radler Cruzcampo y 2,70 por un botellín pequeño de refresco. Y el pan, 1,20 por un bollo.
Pero a fin de cuentas, salimos contentos.
Y repito que el personal, de 10. Sobre todo a la camarera que nos atendió más veces, que no sé si sería la de mayor edad del local, con gafitas. Gracias.
Fue una parada sin planear y la verdad es que fue estupenda, la paella estaba buenísima y en su punto, los espetos jugosos y rápidos.
Mención aparte merece la tarta de queso casera, que simplemente era espectacular.
Es la primera vez que vamos y muy bien ,el personal muy amable solo íbamos a tomar unas cañas y unos espetos...pero seguro vamos a comer otro día,buen ambiente ,buena música mientras comes y habrá que probar algunos platos😊
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