Personalmente me encanta disfrutar de un establecimiento donde la decoración y los detalles son un elemento más de la experiencia gastronómica.
En Kentya encontrarás un local amplio y muy bien decorado donde las comidas de grupos no son ningún problema y tienen menús adaptados. Las mesas de madera son preciosas pero la superficie es algo irregular así que ojo con las copas.
Su carta es sorprendentemente amplia y puedes encontrar desde espetos y carnes variados a cinco tipos de arroces, mariscos y pescados para competir.
Para cuatro personas pedimos unas croquetas de jamón, muy aparentes y correctas, una ensalada de bacalao rica y vistosa, la ensaladilla también muy sabrosa, un tartar que terminaron de ligar en la mesa y un arroz del chef para dos que compartimos.
De postre una torrija espectacular y una tarta de queso al a que le falta sabor pero acompañada de un helado muy sabroso.
En la carta de vinos vas a encontrar mucha variedad pero ligeramente más caro que en establecimientos del estilo.
Una queja repetitiva en las opiniones sobre este establecimiento es la del servicio, pero es posible que hayan tomado medidas al respecto y al menos en nuestro caso fue muy correcto.
Para repetir
Local bien decorado con un ambiente y sobre todo servicio muy bueno. Entrantes aceptables, y sobre todo destaco el entrecot, al punto que pedimos y de buena calidad.
Situado en los bajos del hospital Quirón, con la remodelación se ha convertido en un lugar totalmente distinto y agradable.
Tienes la zona de mesas para la carta y la terraza y unas mesas altas para tapear, aunque a nosotros no nos pusieron ninguna pega en coger cosas de la carta. El servicio muy agradable y rápido y el precio acorde con la comida.
A mejorar para mí la presa, no está a la altura de otros restaurantes que sirven este plato tan de moda. Y no me gustó acompañar los postres como los brownies con helado de fresa ya que le quitas todo el sabor
La burrata la ensaladilla y el pulpo, espectacular
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