Un lugar impresionante, muy bonito, muy limpio, con unas vistas excelentes y con un trato excepcional desde el momento que llegas hasta que te vas. La comida muy buena, con una muy buena presentación. Sin duda un sitio para repetir y pasar una velada muy agradable de la cual sales con un buen sabor de boca y gran recuerdo.
Reservamos para las 13:30, aunque si llego a fijarme antes en las 2 mesas alargadas me hubiera ido, pedimos dos medias tapas de entrantes y un arroz, con lo que comimos muy bien 2 personas, las croquetas espectaculares y el arroz servido en el plato fue todo un acierto. Al pedir los postres te acercan una bandeja con todos los disponibles que te explican muy detalladamente y estaban muy ricos, el problema vino cuando descubrimos que las susodichas mesas eran bautizos y teníamos justo al lado una mesa de niños que gritaban y no paraban de liarla, lo que rompió absolutamente el ambiente acogedor que ofrecía el restaurante hasta entonces.
Cipriano Calvente Padial
+5
Este restaurante ofrece una experiencia fantastica desde el primer minuto. Desde la misma llegada con los espacios exteriores ya impresiona, lleno de césped y palmeras, sus terrazas acristaladas en el exterior y ya los salones interiores son una pasada, con una decoración muy cuidada y lujosa, además de sus preciosas vistas a la costa a través de sus grandes cristaleras. Las mesas son amplias y luminosas y los sillones muy cómodos. Los camareros ofrecen un servicio muy cuidado y están muy atentos a cualquier necesidad que tengas. Los platos tienen una Calidad-precio adecuada, con sabores intensos y los productos muy bien cuidados durante las elaboraciones. Es muy curioso la manera de pedir el postre, directamente desde una bandeja donde ves todas las variedades.
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