Chus Gonzalez Martinez
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Una decepcion la situacion vivida el pasado domingo en vuestro local. 5 personas tomando el vermut con un niño de dos años, cuando entra una persona con un pitbul con su bozal debidamente puesto. Nuestra sorpresa cuando una vez dentro el dueño se lo quita.
Educadamente le pedimos que si por favor se lo puede volver a poner, ya que hay un niño de dos años y una persona que ha sido atacada precisamente por un perro de este tipo y por lo tanto se siente sumamente incomoda.
Incomprensiblemente el dueño no entra en razones alegando que es cliente habitual y la camerera le deja tener el perro sin bozal y que en caso de que mordiera al niño el se responsabilizaria (premio nobel el chaval). Ante semejante razonamiento y la impasibilidad de la camarwra de turno (a la cual le reprochamos la situacio pero al parecer el chaval era amiguete suyo) decidimos educadamente pagar e irnos inmediatamente.
Una lastima el trato recibido.
Local céntrico y agradable. El local no es muy grande pero lo compensa con el tamaño de la terraza. El servicio es rápido y ponen un pincho de detalle con la consumición. Tienen cinco cañeros de cervezas clásicas, dos neveras con botellines, y una amplia selección de vinos.
Los momentos en el Scourmont son de lo mejor de la semana. El ambiente es relajado y acogedor. Las bebidas son de calidad, los precios normales y la música estupenda.
Destacar la atención del personal, que es inmejorable, pues todos y cada uno de ellos/as son profesionales diligentes y amables que cuidan muy bien al cliente.
Un lugar para volver una y otra vez.
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