Había leído reseñas tan variadas que no sabía muy bien lo que iba a encontrarme.
La carta me pareció original y variada, comimos raviolis rellenos de calabaza, burrata y tartar de langostinos y todo nos pareció que estaba muy rico, volveremos a probar algo más. Los platos no son especialmente abundantes, no saldrás de allí como de casa de tu abuela si quieres pagar poco, pero tres platos y seis vinos a unos 37 por cabeza no me parece tan descabellado. Por cierto, muy rico el verdejo, agua azul. El local es acogedor y la decoración es bonita. Los camareros me parecieron chavales majetes, les llamas y vienen, el local no es un campo de fútbol, nada muy loco, si te hacen falta te ven.
Comimos un canelón de calabacín y boniato muy rico junto a unas alcachofas confitadas, todo un acierto.
El local muy bien ambientado con aire isleño y cálido, ideal para citas desenfadadas. El servicio muy amable. Opción de copeo after dinner.
El lugar en lo que a diseño y decoración se refiere es ESPECTACULAR 🤩Todo un descubrimiento cuando accedes al interior. Buena música, good vibes y buena comida. Platos elaborados, sabores diferentes y aunque solo nos atendió una chica, fue muy amable recomendándonos lo mejor. Si eres vegetarianx, el canelón de calabacín y la especial ensalada de burrata son un acierto👌
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