Llegamos un lunes de julio, no nos daban de comer en ningún sitio por la hora y vimos de casualidad este lugar, entramos y nos recibió el dueño, muy amable, servicial y encantador. Nos preparo una mesita para dos, el lugar es muy bonito y original con una cuidada decoración y la comida excelente, nos recomendó un vino blanco de la tierra muy bueno.Un 10 a todo, súper recomendable.
Un lugar exquisito para probar comida casera y bebida típica del lugar. Tiene una carta variada y todo tiene muy buena pinta. Hemos pedido pimientos de piquillo asados con ventresca del cantábrico y carpaccio de presa ibérica. Todo esto acompañado con un vino tinto afrutado típico de la tierra. Es una vinoteca por lo que tiene una gran variedad de vinos. Pedir consejo porque el dueño es muy majo.
Están especificados los alérgenos. Hay bastantes opciones sin gluten. Yo soy celíaco y no he tenido ningún problema.
Un lugar para disfrutar de un buen vino, buen ambiente, y de platos preparados con el máximo cuidado y esmero. Cristina es quien se encarga de ello además de fabricar ella misma los diseños de platos de barro o porcelana, vajilla supersoriginal. Javier te aconseja muy bien sobre qué tomar y te explica cómo debe ser cada plato que sirve.
No eché fotos de las comidas pero sí del interior del local que también lo tienen decorado con mucho estilo. Recomiendo todo lo que nos comimos que fue hígado de balado, tabla de quesos, pimientos del piquillo con ventresca y alcachofas ( riquísimas)
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