Se encuentra ubicado en la plaza del pallol, un enclave emblemático en el casco histórico de Tarragona, frente a la Antiga Audiencia y junto a las fortificaciones romanas. Es una plaza bastante tranquila y agradable, y las mesas están en terraza. La comida es muy sabrosa y muy bien hecha, con buena presentación en el plato. Cuentan con una amplia variedad de opciones, tanto de crepes saladas como dulces, y todo lo que pedimos está bastante bueno.
Particularmente, al mediodía nos daba el sol de pleno y solicitamos si podían ponernos sombrilla porque nos estabanos asando, y así lo hicieron muy amablemente.
A destacar: la variedad. En concreto me gustó mucho la crepe pekin, con un toque oriental.
A destacar: la camarera nos trató con bastante desdén. Al decirle uno de nosotros que hacia mucho sol nos ofreció en primera instancia que esa persona se pusiera en una mesa aparte a la sombra apartado del resto del grupo, y al preguntarle por una de las crepes dulces nos respondió con un tono despectivo. Quizá no tuvo un buen día, o bien estaba cansada de insisitirnos en si nos habíamos decidido ya para pedir (acudíó muchas veces en poco tiempo).
El servicio muy bueno, la comida bastante bien , el estofado de sepia muy bueno ,el solomillo con bastante sal y las bravas era un plato generoso pero la salsa no era brava ni casera. El crep muy bueno .
Crepería con encanto, en un lugar del casco antiguo muy chulo, el camarero atento y simpático, son rápidos y a la hora de irnos aún nos preparo para llevarnos unos mojitos para llevar.
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