Hemos ido a comer en familia. Hace años que me fui del barrio y no había vuelto. Lo recordaba muy rico y bien servido y así continúa.
Hemos comido fenomenal. Las raciones son generosas y la materia prima de primera calidad. Tienen una carta con entrantes fríos y calientes, arroces, pescados, carnes y unos postres espectaculares. Fuera de carta según mercado, siempre tienen alguna sugerencia.
Todo muy bien elaborado. Pero quiero destacar el trato de todo el personal de la sala y el buen servicio que dan, cosa que echo en falta en muchos restaurantes. Cambio de cubiertos cada vez que es necesario, hemos compartido platos principales y los han servido de manera individual con todo detalle, el steak tartar lo hacen delante de ti y te dan a probar una bolita para ver si está a tu gusto o si lo quieres más picante o menos.
Al llegar nos han sacado unas aceitunas y un chupito de crema de hinojo y chalota, detalle de la casa. De entrantes hemos pedido el foie con 3 mermeladas, los chipirones en su tinta con ajos tiernos, el revuelto de boletus y anchoas con tomate. El pan está buenísimo, sobre todo el negro y el aceite para ponerle rico rico.
De principales hemos pedido el steak tartar, para mi el plato estrella, que antes hacía Antonio y ahora hace su hijo delante de la mesa. También hemos pedido arroz del senyoret, entrecot de vaca grillé con sus patatitas y verduritas y, la cazuelita de pescado ( merluza, lubina, rape y gamba).
Todos encantados con los platos que hemos pedido.
De postre el sorbete de mango es súper recomendable, en una tulipa de galleta y adornado con fruta madura y muy sabrosa: piña, kiwi, fresas, frutos rojos y mango. También hemos pedido la tarta de trufa que estaba fuera de carta, el surtido de sorbetes y el sorbete de limón al cava.
Otra cosa que tienen muy buena y que me falla en muchos sitios es el café. Corto, con aroma y con espuma.
Muy buen restaurante. Era la primera vez que iba y me gustó mucho, la atencion del personal estupenda, la calidad de la cocina tambien (No se trata de un restaurante tipo Michelin donde los platos son escasos, demasiado complicados, caros, etc., aquí se come bien, con calidad y buena atención, vamos, un sitio de los de toda la vida, pero adaptado a los tiempos actuales.) El local es acogedor, elegante y además tienen parking; La bodega amplia y con calidad. Sin duda repetiremos.
Experiencia muy buena en este local acogedor y confortable!
La atención y el servicio del personal de sala muy bueno y muy atentos, aunque se les olvidó mencionar los platos fuera de carta y nos quedamos con ganas de probar las croquetas.
La comida comenzó con un aperitivo de la casa: una crema de zanahoria con pipas de calabaza y unas aceitunas.
Tienen una amplia variedad de platos en carta. Probamos el ceviche de corvina.. nos gustó, pero le faltaba sabor. Se notaba que el pescado era de calidad, pero a la elaboración le faltaba un poco de chispa.
Por otro lado, pedimos un arroz del señoret, muy bueno… y de cantidad bastante bien.
Por último, probamos el biscuit con chocolate caliente. Buenísimo, muy rico. Si eres goloso/a este es tu postre.
Volveremos para probar el resto de platos!
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