Genial; se trata de un restaurante curioso desde el momento en que abres la puerta al edificio.
El recibidor expone un surtido de libros a modo de decoración aunque el más curioso puede pararse a leer un rato, a nuestra derecha tenemos las escaleras que nos llevan al propio restaurante, importante tocar el timbre 🛎️
Nos atiende el dueño; muy amable y servicial.
Es recomendable reservar mesa, no hay muchas disponibles.
La decoración es inusual pero muy original.
La carta es generosa en su término medio, no hay plato que no pueda recomendar pero personalmente soy un gran fan del magret de Pato y allí lo hacen muy bien.
El ambiente es tranquilo, hace que nuestra estancia sea muy agradable.
Para repetir sin duda.
Un lugar totalmente de visita obligatoria,un trato excelente hacia al cliente,con unos platos gastronómicos exquisitos,especializado en pato,con una decoración y un local de lo más original y peculiar,nos invitaron a los postres poder disfrutar del vino rancio y moscatell casero,increíble nos hemos quedado encantados con este hallazgo,totalmente si volvemos por la zona repetiremos sin lugar a dudas!!!
Excelente lugar. Comida increíble! El dueño Albert un encanto, muy amable y servicial.
Todos los platos recomendables
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