Sitio de moda y buen ambiente pero con la música muy alta que te dificulta hablar con el resto de comensales. Música en directo muy buena. La comida estaba buena pero los precios son muy elevados, especialmente los vinos.
Estuvimos cenando en TATEL y la verdad es que nos encantó. El sitio es precioso, la decoración y los detalles son muy bonitos.
En cuanto a la comida nos gustó todo muchísimo. Se nota la calidad del producto. El cóctel sin alcohol estaba buenísimo. Pedimos ostras, la ensaladilla rusa, el tartar de atún con patata paja, la milanesa con huevo y trufa que es muy recomendada y nos encantó (llena bastante, mínimo para dos). De postre la tarta de queso también riquísima.
El servicio muy atento y encantador.
Es verdad que es un poco caro, pero por el producto y la localización, es lo normal hoy en día en Madrid.
Un ambiente que rebosa elegancia y unos camareros muy educados y simpáticos.
Respecto a los platos, creo que puedo decir por unanimidad de los que estábamos en la mesa, que no defraudó ninguno.
Entre todos los platos destacaría los siguientes:
- Tortilla trufada buenísima, sabor y textura.
- Buñuelos de camarones, obligatorios.
- Arroz TATEL sobresaliente.
- Tarta de queso riquísima (soy muy fan de este postre).
Quizá los postres se demoraron demasiado respecto al resto de platos pero en general fue una muy grata experiencia que recomiendo a cualquiera.
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