Después de años sin pasar por allí, volvimos porque nos gusta mucho el sitio. Nos sigue gustando y cuando podamos volveremos. Pedimos chipirones y una tosta de salmón, ambos platos estaban muy buenos. Yo eché en falta limón para los chipirones, y la tosta que fuera más grande, jeje, muy ricos ambos platos.
Con la consumición mientras elegíamos en la carta (bastante extensa por cierto), nos dejaron una especie de pollo cajún o similar, muy rico.
El personal fue muy atento, teniendo en cuenta que estaba la terraza llena y sólo había una persona atendiendo las mesas, todo fue rápido y además muy amable.
Fuimos a cenar un viernes y fue el único bar de la plaza donde seguían teniendo la cocina abierta. Pedimos una huevos rotos con gulas que estaban bastante buenos (las patatas se notaban que eran caseras) y unos calamares a la romana que estaban bastante normalitos. Las camareras súper amables y simpáticas pero un poco despistadas. Dos consumiciones y los dos platos salieron por 25 €.
Mi sitio preferido para tomar cañas o comer en la terraza desde que Rosi se hizo cargo de él.
Menú a buen precio y sabroso, con mención especial a la tarta de queso. El personal majísimo
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