Ganas de venir desde que supe que abrían este restaurante en el antiguo The Basque, lugar que me dio mucha pena que cerrase porque me había gustado mucho.
Esta fue la segunda comida fuera de casa tras el confinamiento que empezó en marzo de 2020. La primera cita sin pijama en 3 meses.
Llamé para reservar para dos personas y me dijeron que sin problema por lo que fuimos dando un agradable paseo para abrir el estómago, un sábado de finales de junio.
Local muy mono, la decoración es muy bonita y agradable, mesas muy separadas y ambiente tranquilo.
Doble de Estrella Galicia y cerveza sin alcohol para beber, vistazo a la carta.
Todo a compartir, decidimos pedir dos platos y un postre.
Fish&Chips de merluza.
Por supuesto esto es lo que venimos a comer. Hay opción de 2 ó 3 piezas, pedimos el grande, con dos salsas a elegir, de las cuales elegimos tártara y chutney de tomate. También tienen del clásico vinagre, aunque hay que pedirlo, pero antes de esta locura creo que varias salsas se encontraban por el local para cogerlas y servirse. Fritura sin exceso de aceite, rico rebozado, rica merluza, patatitas clásicas, plato rico.
Black bao con shoft shell crab.
Años llevo queriendo probar este crustáceo pero cuando lo he encontrado en alguna carta no ha cuadrado. La verdad es que no es el mejor plato para compartir pero nos apañamos, el cangrejo está bueno, el bao también y los distintos ingredientes que completan el plato (curry thai rojo, avellanas, daikon encurtido, rúcula) le van bastante bien, plato curioso que a mí me gustó.
Crumble pie.
Persona no especialmente dulzona y que suele tirar hacia postres mucho menos dulces que este asegura que está bien bueno.
30€ saliendo con un llenazo más que correcto, creo que tienen menú del día los mediodías entre semana y sé que también está disponible en plataformas de envío a domicilio, aunque no me parecen los platos más adecuados para no tomar en el mismo momento de su cocinado.
No es un local en el que piense para ir semanalmente pero sí para traer a gente por lo bonito, especial y distinto de su oferta.
The Fish and Chips Company es el descubrimiento que me hace sentir más orgulloso de los últimos meses. Cuando me piden recomendación de un sitio nuevo para ir a cenar o comer, siempre sugiero The F&C Company.
Puede parecer que soy un enamorado del restaurante, y tampoco nos alejamos mucho. Lo conocí debido a que tuve que ir a hacer un reportaje de él para una revista digital. El fish and chips era un plato que ya había probado con anterioridad tanto en el extranjero, como en España. La sorpresa fue que esté en particular, ha sido el que más me ha gustado con diferencia. El pescado es suave y tierno. El rebozado crujiente y nada pesado (cosa casi imposible de conseguir para muchos). Las salsas son una delicia,
PLATOS: el fish and chips de tres piezas 9,5/10⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ es más que suficiente, si has merendado, para dos personas o incluso 3 si queréis cenar ligero y tomar postre (debéis tomar postre). Mi valoración a falta de ser perfecta, se queda a las puertas al quedarse un poco corta la cantidad de salsa. Los postres una maravilla. La mejor idea de la noche, fue pedir los dos. Tanto el Crumble de Manzana 10/10 ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ como la Panacota de Maracuyá 9,5/10 ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ impresionan por su sabor cuidado y sorprendente. El maracuyá puede resultar demasiado ácido para paladares inexpertos, pero es un reto que deberían aceptar.
AMBIENTE: desde que entras al restaurante en lo que parece un contenedor de barco amarillo, comienza una experiencia visual inolvidable. Cuenta con enchufes por doquier (¡GRACIAS!) buena luz. Querrás hacerle fotos a cada rincón. Pero acuérdate de no solo hacer postureo, que la comida también es para echarse a llorar de placer.
Increíblemente bueno. Súper crujiente y jugoso. Salsas deliciosas para acompañar. Obligatorio pedir postres (solo hay dos). Ambiente relajado y agradable. Sin duda alguna un sitio para volver.
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