Restaurante en una margen de Herrera Oria, sin nada que a priori llame la atención: una más de las muchas terrazas que hay por Madrid. sin embargo se esconde una cocina con una carta suficientemente extensa y de buena calidad. Es la segunda vez que acudo al lugar, y me ha vuelto a sorprender. En esta ocasión, pedimos varios platos para compartir: ensalada de pimientos y ventresca, parrillada de verduras con queso de cabra (en su punto), pollo al curry, bacalao dorado (estos dos últimos, platos que repetimos de la última ocasión) y huevos rotos con gulas y gambas. Y cuando parece que has disfrutado de una gran comida, la sorpresa final: una tarta de manzana, especialidad de la casa, que te rompe los esquemas. De esas veces que es imprescindible pedir postre.
Todo con un precio muy adecuado y un servicio muy amable
Un sitio sencillo con comida de calidad.
Pedimos una serie de platos para compartir entre los que destacaría sin dudas la parrillada de verduras (muy rica y sin exceso de aceite), la ensalada de ventresca con tomates verdes y pimientos del piquillo (con una gran cantidad de ventresca que estaba realmente buena) y el bacalao dorado (que se sirve de manera atrevida en forma de tortilla ).
Además la tarta de manzana de postre es la mejor que he probado, muy distinta a cualquier otra que haya comido anteriormente y de 10.
El trato, estupendo y la comida, excelente. Una carta variada y sorprendente, con buen producto y bien presentado. Opciones para todos los gustos y mucho más allá de lo que se espera ofrezca un local de barrio: ceviche de corvina en su punto de todo; pulpo a la brasa, bacalao a la dorada.... y si quieres carne, torreznos de Soria en su punto y una carne a la piedra para repetir hasta hartarse. Para mí, un top en varios kilómetros a la redonda.
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